Soy Ana Iso Ibáñez, sangüesina de 38 años, y aunque actualmente resido en Pamplona, he vivido en Sangüesa hasta hace un par de años. Estudié en el Colegio “Luis Gil” y en el Instituto, compaginándolo siempre con la Escuela de Música “Juan Francés de Iribarren”. Más tarde, pasé a la Universidad (donde me gradué como Maestra en especialidad musical) y al Conservatorio Superior de Música de Navarra (donde me gradué en la especialidad de Percusión Clásica: fui la primera chica de Navarra). Mi vida, desde pequeña, ha estado acompañada de música: mi padre toca el acordeón y siempre ha ensayado en casa, lo que ha hecho que, desde la infancia, la música fuera una parte importante en mi educación
- ¿Te decidiste enseguida por la percusión?
- La verdad es que me vino totalmente de rebote. Cuando me tocó elegir instrumento en la Escuela de Música no tuve la “suerte” de escoger aquello que quería y las opciones que quedaron, digamos que no me acababan de gustar: violín, guitarra o percusión…La percusión era, por aquel entonces, algo desconocido y novedoso para mí, pero era lo que más podía interesarme y en lo que más podía encajar ya que yo era una niña bastante movida y la percusión tenía un abanico muy amplio de instrumentos. Era la opción más dinámica. Así empezó todo. ¡Lo cierto es que en cuanto empecé, me entusiasmó tanto que no había un solo día que no cogiera unas baquetas!
- Cuando tú estudiaste ¿había instrumentos “más de chica” e instrumentos “más de chico”?
- No sé si diría instrumentos de chica o de chico, pero sí recuerdo que había unos instrumentos en los que había indistintamente chicas y chicos (clarinete, flauta travesera, guitarra, saxofón, violín…) y sin embargo, no recuerdo que hubiera chicas (o si las había eran muy escasas) tocando instrumentos como el trombón, o la trompeta (creo que había una única chica) y otros en los que no había presencia de chicas: era el caso de la percusión. Fui la primera y la única chica durante muchos años, cosa que por suerte ha cambiado.
- Cuéntanos un poco tu experiencia como música: has tocado en la banda, con los gaiteros…
- Siempre me he considerado muy inquieta en mi actividad musical y he procurado y procuro estar muy activa participando en diversas agrupaciones, conciertos y espectáculos a lo largo de mi vida. Durante muchos años he estado muy activa en Sangüesa gracias a la música. Comencé a tocar con la “Banda Municipal” cuando tenía 14 años y allí continué durante 20 años. A la vez llegó la “Txaranga Katxi “a lo largo de otros 25 años (que aún continúa). Llegó también el grupo de animación “Perfusión” y algo más tarde llegaron los “Gaiteros de Sangüesa. La verdad es que las cuatro agrupaciones han sido (y son) muy importantes para mí. Son unos años de los que guardo muchos y muy buenos recuerdos y muy buenas amistades.
Al igual que en la Escuela de Música, tanto en la Banda como en la Txaranga fui la primera y, durante muchos años, la única chica en la cuerda de la percusión. .. Lo cual no fue nuca ningún problema, ya que formábamos un gran equipo y me he sentido siempre muy arropada y querida por mis compañeros.
Además, hace unos pocos años llegaron a mi vida un par de grupos de Soul en los que toqué la batería (algo inusual para una chica, aunque esto por suerte, también está cambiando y cada vez somos más):
Soul meeting: Grupo que surgió en Sangüesa con cuatro compañeros (y amigos) de la Escuela de Música y Arima: grupo formado por siete amigas cuya peculiaridad era esa: ser un grupo íntegramente de mujeres (No había muchos grupos formados únicamente por mujeres). La verdad es que han sido dos experiencias muy bonitas con las que he disfrutado muchísimo y de las que sólo guardo cosas buenas.
- Y ahora te dedicas a la docencia. ¿Notas diferencias entre tus alumnos y alumnas y cómo eras tú y tus compañeros y compañeras a esa edad?
- Actualmente me dedico a la docencia de música tanto en Educación infantil como Primaria y creo que el ambiente entre niños y niñas, en esas edades, es muy sano. Diría que en Infantil y en los primeros cursos de Primaria no importa el género, todos y todas se relacionan por igual, se juntan, juegan y comparten. Quizás sea en los últimos cursos en los que comienza a verse distintos intereses y formas de jugar entre chicos y chicas (10-12 años). En mi caso, recuerdo que me relacionaba con mis amigas pero también iba con los chicos, algo que en esa época quizás llamaba más la atención.
- ¿Con qué te quedas de la música y con qué de la enseñanza?
- De la música me quedo con todo: las amistades, el disfrute, las vivencias, las emociones que transmite, lo que me hace sentir….Y de la enseñanza (musical por supuesto) me quedo con la satisfacción de transmitir mi pasión por la música al alumnado. Poder enseñar la música desde el entusiasmo y la diversión y contagiarlo. Creo que es una enseñanza muy reconfortante (que por suerte, no entiende de género).
- Has seguido el camino que querías, ¿qué les dices a las chicas que están ahora decidiendo estudiar música?
- Pues puedo decir que sí. Que por suerte he conseguido todo lo que me he propuesto y he podido decidir el camino que quería seguir. Aposté por un camino musical y aquí estoy, haciendo en mi trabajo y en mi ocio una de las cosas que más me apasionan en la vida: la música.
A todas esas chicas que están pensando en dedicarse a la música les diría que luchen por aquello que realmente quieren. Que no pierdan la pasión por la música y sobretodo que se crean que ellas pueden con lo que se propongan, que nada ni nadie les impida perseguir su sueño. Que hagan que la música no entienda de género.
¡Muchas gracias Ana, por tu ejemplo y por poner ritmo a esta ciudad durante tantos años! Eskerrik Asko!
