Flora y Fauna
FLORA
Sangüesa, como todas las vegas de los grandes ríos, ha sido y es intensamente cultivada. Las laderas empinadas de las pequeñas sierras fueron aprovechadas hasta hace pocos decenios.
Tradicionalmente, cultivos de olivo, viña y almendro se suceden sin orden entre los secanos de cereal cada vez más abundantes. Gran cantidad de colinas y áreas desarboladas albergan coscojares que se enriquecen de boj en los caranortes como anuncio del cercano Pirineo. La elevada presión agroganadera y los repetidos incendios dan paso a tomillares – augulares – lastonares, así como a algún ontinar y romeral, pugnando cada palmo de tierra con la erosión. Tras el abandono de campos empinados, el carrascal y el coscojar van recuperando zonas de su antiguo dominio, formando diferentes ambientes de inmenso valor para la fauna, flora y conservación del suelo.
Pinares de repoblación ocupan alguno de estos matorrales. En el fondo del valle, los ríos Irati y Onsella mezclan sus aguas con un Aragón recién salido del Embalse de Yesa, rompiendo la monotonía del seco paisaje. Sus sotos constituyen muchas veces los únicos reductos de vegetación, lugar de refugio y cría de la fauna, con una diversidad biológica inusual en un panorama tan cultivado. Conviene visitar los sotos de la presa de Blanco, Entrambasaguas, presa de Cáseda, meandros de la Onsella, Pastoriza, etc.
En función de la cercanía del agua, aparece una vegetación característica. Así en las aguas poco profundas de los barrancos y orillas del río encontramos carrizos y aneas. Los juncos son los siguientes en la escala, donde la profundidad es mínima o nula. Mimbreras, sauces y alisos se instalan en la misma orilla necesitando inundaciones periódicas. Las choperas y alamedas forman los verdaderos sotos a pesar de encontrar otras especies como el boj, frutales silvestres, arces, fresnos, etc. La olmeda es la franja más exterior del soto y muga con la vegetación mediterránea característica del entorno.
La vegetación potencial de Sangüesa es el encinar o carrascal, por tanto la fauna que podemos encontrar es la propia de este medio. Sin embargo, la influencia pirenaica por el norte y la mediterráneo-continental por el sur hace que podamos observar animales característicos de estos ecosistemas.
Las orillas del río en Sangüesa presentan comunidades de álamos, chopos con alguna pequeña representación de alisos.
No podemos olvidar los pequeños, pero importantes, barrancos que surcan nuestra geografía: Salmacio, Gayán, Peña, fuente Aragón, la Estanca, la Val, Pontarrón o Baraiñones recogen las aguas para conducirlas al río. Son importantes zonas para la flora y la fauna.
Muchas plantas, con importantes virtudes, usos e historias, son con frecuencia despreciadas por su sencillez o por desconocimiento. En el bosque, robles y encinas acaparan casi todo el espacio aéreo. Son árboles venerados por muchas culturas y simbolizan la fuerza, participando en la mitología de casi todos los pueblos. Iñigo Arista, rey de Navarra en el siglo IX, ejemplifica la admiración por estos árboles recibiendo su sobrenombre «el roble», del euskera (aritza). Pequeñas matas de boj, majuelo y rubia abundan por todas partes. Setas esporádicas, musgos, enebros, coscojas y otras muchas plantas son usadas y recogidas desde antiguo. El controvertido pino es rico en ofrendas. El muérdago que se instala sobre pinos, chopos, tilos, etc. ya era sagrada para los druidas. Hierbas de tomillares y coscojares con atractivas flores y buen perfume como buen digestivo. Matas de ollagas, ginebros y patxaranes con abundantes pinchos.
FAUNA
Peces:
Las condiciones del medio acuático son las determinantes de la fauna piscícola que allí se encuentra. Así, las aguas frías son el medio ideal para la trucha y la chipa y en aguas más cálidas, el barbo, madrilla y carpa. Los cangrejos, además del arraigo que han tenido en nuestra gastronomía, desempeñan un importante papel ecológico eliminando la carroña del medio acuático.
Aves:
La estratégica situación de Sangüesa, con la sierra de Leire al norte y la de Peña al sur, hace de nuestra zona un lugar ideal para observar aves. Desde el quebrantahuesos que visita Leire e incluso los montes sangüesinos en invierno, hasta el alcaraván o el sisón pasando por las acuáticas, que hacen una parada en el río o en la pequeña balsa de la Mueda en su viaje migratorio.
Los buitres leonados, el águila real o la culebrera sobrevuelan nuestros cielos. Hay otras aves como las garzas que aún no criándose en estas tierras pasan el invierno con nosotros y otras como la cigüeña, el milano negro o el cuco que nos acompañan con el buen tiempo.
Mamíferos:
De todos los animales son los mamíferos los más difíciles de observar debido, fundamentalmente, a su actividad nocturna y su carácter esquivo. El jabalí, con ejemplares que pueden superar los 100 kilos es el mayor de todos. Otro mamífero de gran tamaño es el corzo. Está colonizando su antiguo dominio navarro y llega a adentrarse en los escasos bosques que tenemos en Sangüesa, aunque pasa totalmente inadvertido. El zorro, el conejo o la liebre, el tejón, comadreja, gineta… Y otro recuerdo a los ya desaparecidos como la nutria, el lince o el mítico lobo, que no hace tanto estaban entre nosotros.