Hacia el 8 M, mujeres en Sangüesa / Zangoza: Sarai Sarvide Plano, técnica superior en Anatomía Patológica y citología.
- Sarai, ¿nos puedes dar unos datos biográficos?
Soy Sarai Sarvide Plano, tengo 37 años ¡vaya quinta buena la del 84! y actualmente vivo en Pamplona, en la Milagrosa-Arrosadia.
Soy hija de los sangüesinos Mamen Plano y Carlos Sarvide y por siempre seré de la Txola.
Del colegio Luis Gil pasé al instituto Sierra de Leyre donde acabé bachiller y decidí estudiar técnico superior en Anatomía Patológica y citología, un ciclo sanitario superior de formación profesional.
Poco después de terminar mis estudios comencé a trabajar en el centro de investigación médica aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra y, aunque mis planes iniciales eran seguir estudiando fuera, trabajar en investigación me enganchó tanto que decidí quedarme.
Por esas fechas comencé a practicar Pilates y Yoga, disciplinas que tienen mucho que ver también con el cuerpo y la salud. Me sentaba tan bien que acabé formándome como profesora de Pilates y desde hace unos años también le dedico unas horitas a la semana a esta actividad.
- ¿Cómo fuiste descubriendo tu vocación?
Siempre he sido una persona muy curiosa, me encanta descubrir cómo funciona todo y sobre todo entender el porqué de las cosas. El funcionamiento del cuerpo humano siempre me ha llamado muchísimo la atención a todos los niveles, tanto físico, como mental, emocional y energético.
Trabajar en un laboratorio de investigación encaja muy bien con mi forma de ser, me ha supuesto entrar en un mundo de conocimiento, descubrimientos y entendimiento muy bonito. Pero no es lo único. La práctica de Pilates me ha enseñado que la capacidad que tiene el ser humano para intervenir en la mejora de su salud, por ejemplo a través del movimiento o la respiración, es real. Eso me resulta fascinante y despierta en mí una necesidad imperiosa de saber por qué. Para mí la clave está en la visión holística del ser humano e intento trabajar desde ahí.
- Y ahora te dedicas a…?
Ahora mismo estoy trabajando en un laboratorio bastante chulo, la verdad. Echó a andar hace unos 5 años con una tecnología súper novedosa dentro del departamento de oncohematología y nos dedicamos a hacer estudios sobre el material genético de las células una a una, por separado, para poder mejorar la visión en conjunto.
Es exagerado cómo ha avanzado la ciencia porque poder hacer eso es increíble. Ayuda un montón a avanzar en medicina personalizada por ejemplo, que cada paciente pueda ser tratado por su enfermedad propia, la de sus células. Es una pasada.
- ¿Cuántos años llevas trabajando aquí?
Llevo trabajando en laboratorios de investigación 17 años. Comencé en terapia génica, donde estuve 10 años y de ahí pasé a genómica.
- ¿Ha cambiado mucho tu trabajo durante este tiempo? Los medios materiales y técnicos serán muy diferentes, ¿Cuál es el mayor cambio?
Bueno, es que la ciencia está avanzando ahora mismo a una velocidad increíble, al menos en el campo que me toca vivir a mí. Se ha llegado a un grado de desarrollo tecnológico impresionante y eso permite llegar muy lejos. Creo de verdad que a nosotros nos a va a tocar un «boom» muy grande de avance en medicina al ritmo que van las cosas, estoy segura de que vamos a vivir alegrías.
- ¿Qué es lo que te atrapa de tu trabajo?
Todo. Tengo la gran fortuna de dedicarme a cosas que me gustan.
A ver, no me gusta madrugar, como a todos pero voy a trabajar contenta y eso mejora la calidad de vida.
- ¿Cómo es ese día en el que te vas a casa satisfecha de lo que has hecho?
El día en que te lanzas a hacer algún experimento que llevas poniendo a punto meses en el laboratorio vas al trabajo con dolor de tripa, eso seguro. Pero si te sale es un día de chute y recarga de energía impresionante, ¡imagínate! Lo mismo que el día que llega alguien a clase y te cuenta que está encantada porque ya no le duele el cuello, alucinas. Cuando te esfuerzas en algo siempre quieres que salga bien.
- ¿Cuál consideras tu mayor logro?
Mi mayor logro es sentirme orgullosa de la mujer que soy, sin duda.
No considero que haya tenido una vida difícil en el sentido académico o laboral, para nada. El esfuerzo, en todo caso, habrá sido el de mi padre y madre que son quienes han luchado para que yo tuviera la oportunidad. Por supuesto me siento súper afortunada y agradecida y soy consciente de que sin su educación no hubiera sido yo. Lo mismo que mi hermana, que es posiblemente la persona más influyente en mi vida, sobre todo en cuestión de empoderamiento y visión de género. La suma de todo eso más mi esfuerzo diario por seguir siendo independiente (con algún que otro táper de mi madre) me convierte en alguien que me enorgullece, la verdad.
- Las mujeres son numerosas en la investigación ¿tienen prestigio entre los científicos? En ocasiones parece que cuando se necesita la opinión de un científico con prestigio (estos meses de pandemia son habituales) en los medios sale un hombre. ¿Es porque no hay mujeres científicas o porque no son suficientemente buenas?
He buscado el dato para contestar a esta pregunta y la ONU marca en el 30% la representación de la mujer en la ciencia, en 2020. Otro dato aplastante, 900 premios nobel han sido hombres y 57 mujeres, la censura es una realidad.
Es verdad que en mi día a día no es lo que veo, en mi profesión las mujeres somos mayoría. Sin embargo, cuando miras puestos de mayor responsabilidad o directivos, la situación cambia y el hombre vuelve a predominar como pasa en la mayoría de los trabajos.
- Los premios que has obtenido en tu carrera ¿son, además de lo que profesionalmente suponen, una manera de dar a conocer vuestro trabajo al público?
Se hacen muchos esfuerzos por acercar la ciencia a la calle pero en mi opinión hace falta dar mucha más visibilidad a la divulgación.
Ahora mismo, con la pandemia que hemos vivido, yo hubiera esperado muchos más programas de divulgación de ciencia, pero, en vez de eso, los medios han llenado las horas de las tardes con enfrentamientos entre personas que piensan diferente y llevan a expertos con bata blanca que apoyan su forma de pensar, dejando en manos de la gente la única opción de tener que elegir qué pensar en vez de aportar bases objetivas sobre las que desarrollar un buen pensamiento propio. O con programas sobre teorías conspiranoicas que, como con cualquier crisis que se precie, reclaman su momento de gloria.
Hay divulgadores buenísimos (sin apelar al rol tradicional de la mujer en pedagogía) que hacen un trabajo brillante y que no consiguen la visibilidad que merecen. Y es una pena porque son los que van a hacer en gran parte que desarrollemos un criterio propio de calidad.
- ¿Qué te gustaría conseguir? Aunque sea un sueño…
¡Sacarme los títulos de inglés!
Pero por pedir más, posiblemente contribuir con mis actos a generar una sociedad más amable y tolerante. Una en la que se promueva el autoconocimiento, que para mí es la clave del desarrollo personal, de manera que cada persona supiera qué quiere, qué necesita y cómo lo consigue y se pusiera a ello sin tener que vencer ninguna crítica social por cuestión de género o por no adecuarse a lo que en ese momento se considera correcto o simplemente moda. Soy muy fan de la gente que siendo ayuda a ser.
- ¿Quieres compartir alguna otra cosa?
Claro, que «La revolución será feminista, o no será»