Hoy hablamos con Trini Almarcegui, primera de las entrenadoras de baloncesto femenino del Club Deportivo Cantolagua.
Trini es una mujer que disfruta de la vida, atendidos los quehaceres diarios, le gusta dar una vuelta, tomar algo en una terraza con su marido y sobre todo reunir en torno a una mesa a su familia, hijos y nietos, juntos o “por apellidos” a los que sigue como
aficionada número 1 en sus numerosas actividades sean deportivas o musicales.
- ¿Trini, has practicado algún deporte?, ¿Se podía elegir modalidad?
Si que practicaba deporte, jugaba a baloncesto durante el Bachiller superior en Teresianas. Estuve allí interna durante 3 años y allí aprendí las reglas básicas del juego. Pero al terminar el colegio no era como ahora y las chicas ya no hacíamos deporte. Después en 1967 me formé como profesora de educación física en Sada, La Coruña, para poder impartir clase en el Colegio de la Inmaculada. Y es allí donde recuperé la práctica del Baloncesto para enseñárselo a mis alumnas como parte de la asignatura.
- Y te implicaste en fomentar la práctica deportiva en Sangüesa ¿Cómo fueron esos comienzos?
Se pusieron en contacto conmigo desde el CD Cantolagua para lanzar la sección de Baloncesto (balonmano y futbol ya funcionaban) y formar un equipo femenino. Para hacerlo tuve que sacarme el título de preparadora de Baloncesto. El curso, que duraba varios meses, se impartía en Pamplona, en el Colegio Maristas, a cargo de la Federación Navarra de Baloncesto.
Cantolagua nos pagaba el taxi en el que varias tardes por semana, José Luis Gómez y yo, recibíamos la formación necesaria y nos aprendíamos el reglamento. En 1971 obtuve el título oficial de entrenadora y empecé a formar el equipo.
- Para poner en marcha el proyecto contaste con apoyos y quizá también con algún escollo ¿Qué fue lo más difícil y qué recuerdas con más satisfacción?
No recuerdo ningún escollo, al contrario todo el mundo recibió la idea con entusiasmo. Comencé a entrenar a algunas de las que entonces eran mis alumnas del Colegio de la Inmaculada. La mayoría eran de Sangüesa pero también había chicas de Liédena y Aibar, e incluso alguna alumna de las que estaban internas en el Colegio. Entrenábamos en el frontón de Cantolagua dos días por semana, alternando el espacio con el Balonmano Masculino. Pasábamos mucho frío pero guardo un gran recuerdo de aquellos entrenamientos. Tuvimos que empezar por pintar el frontón con las marcas del terreno de juego de Baloncesto para poder jugar y las primeras canastas se fabricaron de manera artesanal con ayuda de Papelera Navarra. Fueron muchos los que echaron una mano en aquellos comienzos: Jesús Sola que siempre nos ayudaba en todo, mi hermano Joaquín Almarcegui al que engañé para que se hiciese árbitro e incluso mi entonces novio Julio que ejercía de taxista con las jugadoras de otros pueblos.
Empezamos a competir en la temporada 1971/72 con algunas victorias y otras tantas derrotas, siempre de picadillo con los chicos porque nosotras ganábamos más partidos que ellos.
- Progresivamente el baloncesto femenino en Sangüesa se afianzó ¿Hasta qué momento seguiste vinculada con el equipo? ¿Tenías relevo?
Yo entrené a las chicas durante tres temporadas, con mucho esfuerzo por hacerlo compatible con el trabajo y con los pocos medios que teníamos entonces, pero con una gran satisfacción.
En 1974 me casé y nos fuimos a vivir a Pamplona, por lo que el equipo quedó en manos de Luis Sabalza. A partir de entonces pasé de entrenadora a espectadora y disfruté de la victoria del equipo femenino de Baloncesto Cantolagua en la Liga Navarra en la temporada 1974/75.
A día de hoy continúo disfrutando de este deporte con mis nietas que siguen jugando en Cantolagua. Intento no perderme ningún partido cada fin de semana, aunque a veces me riñen porque les grito y le doy indicaciones al árbitro. Pero me gusta pensar que ellas pueden jugar hoy gracias a aquellos primeros equipos que entrenó su abuela.
Probablemente, Trini. (Gracias Elena)