Ayuntamiento Sangüesa / Zangozako Udala

Prácticamente un año después de que un grupo de personas voluntarias plasmará en el parterre situado entre el acceso al Centro de Salud y el patio de la Residencia el diseño que habían ideado en las clases de teoría, fue inaugurado el Jardín y destapada la pieza de acero corten que dedica el jardín al recuerdo de las personas fallecidas y al agradecimiento de los profesionales que cuidaron y atendieron a la ciudadanía sangüesina durante la pandemia.

Esta pieza, obra del Taller de Forja “El Morico”, hace permanente la memoria de ese tiempo que no hace tanto nos tocó vivir, que marcó profundamente a los profesionales del ámbito sanitario y sociosanitario. Acompaña al jardín que seguirá completando su desarrollo.

En el acto inaugural de este jueves 1 de septiembre tras el saludo de la alcaldesa Lucía Echegoyen intervinieron Susana Garralda que dio un repaso al trabajo realizado en el jardín, haciendo de maestra de ceremonias dando palabra a los protagonistas del acto  la Directora del Centro de Salud de Sangüesa Merche Artieda y el Director de la Residencia Rafael Cortijo    y contó con la actuación a la guitarra de Bruno Jiménez. Juan Pedro Aramendia dio lectura al poema “Entre la tierra”.

Acompañaron el acto numerosas voluntarias que plantaron y cuidan el jardín, miembros de la Asociación Ardaska y de Anfas entidades que colaboran en este proyecto. Personal del Centro de Salud, de la Residencia, de Cruz Roja y un nutrido grupo de residentes, vecinos y vecinas, representantes municipales que se acercaron a compartir este momento. Resultó emotivo, las heridas que ha dejado esta pandemia están lejos de cerrarse en los profesionales que más de cerca se han enfrentado a ella.

Entre la tierra

Dejé que cogieras mi mano y

en sentido figurado permití sin esfuerzo

que sembraras mi futuro en caprichoso diseño,

entendí que en cierto modo compartirías conmigo

las esencias de mis flores

las cañas de mis espigas y mis tallos desiguales,

la gentil y airosa inclinación

de mis apuntadas hojas, en graciosa reverencia,

al fértil regazo que nos da la vida.

Mañana, cuando pases a mi lado,

notarás entre mis brotes

rastros de polvo de sal, surcos del llanto vertido

en honor de las ausencias; juntos

presumiréis en voz alta

de los hermosos colores que coronen mis cabezas,

bonetas de terciopelo, destellos de azul de lino

morados entreverados, ocres rojizos de cobre.

Párate cuando te acerques, haz como que me limpias,

me gusta que me acaricien. Estoy aquí,

junto a ese roble curioso que se vino desde el río.